1 nov 2016

Agua GIE

 

Agua GIE un agua completamente diferente

 
  El agua cubre aproximadamente un 70 por ciento de la superficie de la tierra. También es agua más del 70% de nuestro peso corporal. No existe nada en nuestra tierra en una cantidad comparativa con la del agua. Y sin embargo seguimos sin comprender bien lo que es agua. Nuestros conocimientos del verdadero ser del agua son aún muy limitados. Por ejemplo solemos determinar la calidad del agua sobre todo negativamente. Es decir que analizamos el agua en base a su contenido de sustancias nocivas. La miramos a través de las gafas de la química y siempre analizamos tan solo su grado de contaminación.

Nos hemos acostumbrado a considerar que agua es buena cuando su contenido de nitratos queda por debajo de un valor límite deliberadamente determinado. En Alemania, el reglamento para agua potable fija como límite para contenido de nitrato 50mg por litro. En Austria, sin embargo, ya se ha subido a 100 miligramos por litro. ¿Es que quizás los austríacos toleran biológicamente mas nitrato que los alemanes? Pero para un lactante puede ser letal si su comida es preparada con agua que contenga 10mg/litro. Con eso solo se pretende decir que fijar valores límite es algo sumamente dudoso. En ello no tienen consideración ni nuestra naturaleza biológica individual ni las necesidades de cada uno. Y sin hablar de posibles interacciones entre los diferentes contaminantes en el agua. La comisión determinante se fija siempre en ese único valor con su tolerancia exigible.

Se pueden extraer sustancias nocivas del agua mediante filtración. Pero los millares de frecuencias de esos contaminantes, que son los efectos archivados en la llamada memoria del agua, las seguimos bebiendo, como estudios científicos ya han podido demostrar.

 Un ejemplo: el Ganges, el río sagrado de los Indios, es uno de los ríos más sucios de la tierra. Está contaminado por un sinfín de suciedades. Citemos las innumerables piras con los cuerpos de los difuntos que generalmente no acaban del todo calcinados, y que, una vez apagado el fuego, son entregados al río sagrado junto con los restos de madera. Cadáveres de hombres santos, mujeres santas y de niños pequeños no son cremados, sino que se envuelven en sábanas blancas y se entregan así al río. Allí lavan las mujeres, metidas hasta las rodillas en el agua, la ropa sudada y sucia de sus familiares. Las vacas, que en la India son animales sagrados, beben en las orillas del Ganges y buscan refrescarse en sus aguas cuando más pega el calor. Prácticamente no existen centrales depuradoras en el sentido nuestro. Y además hay un tráfico de barcos y barcas en este río comparable con el tráfico de coches en nuestras autopistas. Los motores de los barcos están mal mantenidos y pierden aceite y carburante.

Para muchos el problema real consiste en reconocer ahora, con la ayuda del ejemplo del agua sucia del río Ganges, que su visión actual del mundo está perturbada, y en aprender a cambiar el pensamiento/aspecto con los nuevos conocimientos adquiridos. El resumen de esta conclusión: la solución no consiste en filtrar el agua potable. Tenemos que colocar la palanca en un punto completamente distinto. Tenemos que empezar allí donde hablamos de la vida en el agua y no de las contaminaciones contenidas en ella.

Y justo al lado tenemos la ciudad de Benares a las orillas del Ganges, uno de los lugares de peregrinaje más importantes de la tierra. Invita a un baño ritual, en el que también hay varios miles de mendigos y enfermos con enfermedades y heridas que reciben curación en este río sagrado. No son solo hindúes los que peregrinan a Benares, sino también visitantes europeos que no se quieren perder un baño en el río sagrado. Lo lógico sería suponer que la gente allí se contagie con alguna enfermedad, pero no es el caso. Los pobres recogen su agua potable con jarras y cubos del Ganges sin que esto tenga consecuencias negativas para su salud.

Por muy sucio que esté el Ganges, su espectro de información próspera para la vida es casi ideal, similar a la del agua de Lourdes en el sur de Francia. Esto se puede medir con un espectrómetro, que mide desde cero hasta la zona de megahercios. Aunque no haya ninguna explicación científica para el fenómeno "Ganges" o "Lourdes", es decir para el por qué este agua tiene unas propiedades tan prósperas para la vida e incluso curativas, sí que es un hecho en que no cabe duda: que estas propiedades prósperas para la vida están tanto en el agua del Ganges como en el de Lourdes y en otras aguas sagradas. 
Catedral
Lourdes

Cristal del agua de Lourdes 
de Dr. M. Emoto

Tenemos que tomar nota de que el agua es capaz de archivar informaciones, tanto las infecciosas como también las curativas, y de pasar las mismas a otros organismos biológicos. De modo que el agua puede tener un efecto beneficioso o infeccioso, dependiendo de su valencia biológica. Y como ya se dijo, esto se puede medir sin lugar a dudas por medio de un espectrómetro que mide de cero hasta megahercios.

Hasta la fecha no se ha podido desarrollar ningún instrumento de medición con escala contrastada que pueda medir en este campo con precisión. Estos conocimientos son tan nuevos, que el interés económico para ello aún no es lo suficientemente grande para poder justificar un desarrollo semejante. Hasta ahora se han desarrollado instrumentos de medición físicamente calibrados para un campo relativamente pequeño, mientras que existen diez veces más campos de medición para los que aún no existe posibilidad de medición debido a la falta de instrumentos para ello. Este es el estado actual de nuestra tecnología, a pesar de que a estas alturas ya deberíamos saber la importancia que tiene el agua buena para nosotros.

Toda sustancia, también el agua, posee lo que se llama energía de oligoelementos. Esto también se sabe con certeza. Solo que para ello aún no se ha desarrollado ningún instrumento de medición con escala contrastada, puesto que este conocimiento es tan novedoso que todavía no existe interés económico suficiente para mediciones de este tipo que podrían justificar una inversión tal y con ello las posibilidades de mediciones exactas.

Del conocimiento tradicional físico, que se consume energía cuando algo se mueve, creemos poder deducir que para nuestra alimentación necesitamos quemar calorías. Creemos que solo podemos mantenernos vivos por medio de alimentos. Puesto que esta explicación mecánica es tan simple, es de suponer que esta opinión falsa perdurará por mucho tiempo. A pesar de que hay en todo el mundo unas 5.000 personas que desde hace años no toman alimentos sin que por ello sufran una pérdida de fuerzas. Todos habremos oído o leído alguna vez de estos fenómenos increíbles de yogis indios.
Aunque esto nos resulte difícil de creer, son sin embargo cosas que realmente existen. Y es que los humanos no son máquinas que necesitan carburante para poder funcionar.

Dr. F. A. Popp
 Somos seres vivos, que tenemos que comer "orden", como lo expresó Erwin Schrödinger, uno de los grandes físicos del siglo XX. Con nuestro alimento absorbemos estructuras de orden de la luz almacenada en el alimento, luz que nuestras células corporales necesitan para la comunicación celular e intercelular. Se ha podido demostrar en pruebas de laboratorio que la capacidad de almacenar luz de todos los alimentos, es decir también la del agua, se puede medir sin la menor duda. El orden interno y el contenido de luz de nuestra comida y bebida es lo único que determina su valor biológico vital. Esto es una constatación positiva frente a las constataciones generalmente negativas, donde hasta ahora solo hemos hablado de contaminación y sustancias nocivas.
En seguir los trabajos de Schrödinger el roconocido cíentifico Dr. F.A.Popp ha escrito en su libro "el mensaje de la alimentación" sobre la luz y el orden de nuestra alimentación.
 
Nobelpreisträger Erwin Schrödinger

De modo que es un hecho que los hombres, los animales y las plantas, es decir todos los seres vivos, somos seres luminosos que vivimos de estructuras de orden. El girasol, por ejemplo, es un depósito de luz tan excelente ya tan solo por hecho de que siempre gira hacia la posición de máxima radiación solar, y que transmite su capacidad de almacenar mucha luz incluso al aceite.
Por tanto, nuestro alimento es portador de luz. Cuanta más luz contengan nuestros alimentos, mayor es su valencia biológica y menor es la cantidad de masa alimenticia que necesitamos. Así se explica que un tomate precioso, grande y rojo de cultivo en invernadero tenga menos valencia biológica que un tomate pequeño, con manchas y mal formado, pero que ha crecido al aire libre.

   

Esta valencia biológica también se puede detectar en el agua. Como resumen de sus doce años de labor de investigación, el investigador japonés Masaru Emoto ha hecho visible de forma convincente la valencia biológica de diferentes aguas en dependencia de su estructura y orden internos mediante preciosas fotografías y lo ha resumido en su libro "Message from water" ("Mensaje del agua").
Así un agua puede tener un alto orden, mientras otro agua es internamente totalmente caótico, independientemente de la pureza del agua. De modo que un agua contaminada puede tener una valor saludable, mientras que otro agua, supuestamente limpia, puede también ser nociva. Esto no tiene nada que ver con la composición química del agua.

Naturalmente que ahora podríamos objetar diciendo que está probada la nocividad de agua que contiene componentes como arsénico, plomo, cadmio, mercurio, psicofármacos, estrógeno, restos de medicamentos, sustancias opacas y todo lo demás que contiene el agua potable. Naturalmente que esto es verdad, aún cuando nuestros conocimientos al respecto se basan solamente en el complejo "sustancias nocivas en el agua", independientemente de si se trata de agua corriente o agua embotellada y comprada en el supermercado, es decir, si no contrastamos los factores decisivos para la vida con lo que no estamos acostumbrados a observar debido a nuestra actual forma de pensar.

Pero agua corriente contaminada con sustancias nocivas y agua embotellada son aguas muertas. Hay que matar el agua normal de botella solo para que se conserve durante un espacio prolongado de tiempo. Este agua difiere completamente de agua viva. Para nosotros resulta raro comprender esto. Mirándolo bien, casi no conocemos agua viva, puesto que hemos aprendido a confiar solo en los análisis bioquímicos de las sustancias. El químico ve en sus probetas los productos químicos y como mucho la reacción entre estos. Pero la vida no la podrá comprobar de esta manera. Un pequeño ejemplo en este contexto: saque de un saco de trigo dos puñados de granos. 
Los granos que están en una mano los pone durante unos diez segundos en el microondas y a continuación deje hacer un análisis químico de estos granos. Independientemente de esto deje hacer también un análisis químico de los granos contenidos en la otra mano. El químico no podrá detectar ninguna diferencia. Para él las dos pruebas serán idénticas. Si usted ahora deja que las dos pruebas empiecen a germinar, comprobará que unos granos germinarán, mientras que los granos del microondas ya no poseen capacidad para germinar. Están muertos. Lo mismo pasa con el agua. Hay agua viva y agua muerta. La vida en sí no es visible, pero los efectos difieren dramáticamente.

Agua muerta, o agua que al menos esté biológicamente altamente dañada, tal y como suele salir de nuestras tuberías o de las botellas de agua mineral, almacena en nuestro cuerpo una parte de las toxinas absorbidas con el agua. El humano tiene dificultades para expulsar estos depósitos. Agua altamente viva, sin embargo, tal como la conocemos del Ganges o de Lourdes, previene los depósitos y se lleva las sustancias nocivas que hemos tomado con nuestra comida, como demuestran pruebas de orina. Y esto es porque agua viva es un disolvente.

Masaru Emoto ha demostrado esto en su libro de forma impresionante. Las fotos hechas bajo un microscopio electrónico muestran de forma preciosa y clara el aspecto de agua viva, de agua dañada y de agua muerta. 
Dr. Masaru Emoto
www.hado.net

 El activador de agua GIE de Peter Gros reconvierte el agua corriente normal, que tiene una radiación de biofotones relativamente baja, en un alimento del más alto orden. Gracias a la tecnología GIE el ángulo vinculante del hidrógeno es ampliado de 104,5° a 109,5°. Esto permite que ocho de estas moléculas de agua recién formadas puedan formar ahora un cristal de líquido estable. Esto hace que el agua GIE obtenga mensurablemente otros parámetros físicos que los que tenía antes como agua corriente.

Para aquellos que viven con agua GIE y beben a diario dos litros de ella, y también preparan su comida con este agua y se bañan en ella, la consecuencia es que pueden expulsar por vía urinaria las sustancias nocivas y la escoria que habían acumulado a lo largo de décadas. Estos depósitos tóxicos no suelen ser tan fáciles de disolver de nuestro tejido. Es comprensible que nuestro cuerpo funcione mejor sin estas toxinas.

Si el agua GIE es capaz de disolver en nuestro cuerpo estos depósitos dañinos y tenaces, también se puede entender que las sustancias nocivas que tomamos con nuestro alimento diario no se siguen depositando. Las sustancias indigestas de nuestros alimentos son simplemente expulsadas con el agua viva. Por eso no es necesario filtrar el agua GIE como medida adicional. Se puede hacer, pero este punto no es al cual me refiero yo en esta cuestión. Igualmente se podría esterilizar y rellenar un ejemplar de trofeo de caza, para que siempre quede bonito y aparentemente vivo. Pero de ninguna manera significa, que esté vivo. Por la estructura restante del agua sí se deja "reactivar" el agua con métodos naturales, hasta llegar a su estructura vital. Pero de ninguna manera se puede "filtrar" el agua hacía su estructura vital.

Si se toma mucho de este agua y baños, incluso es posible disolver viejas sedimentaciones en nuestras arterias. Otro hecho probado es que gracias al agua GIE la sangre forma en seis a ocho semanas considerablemente más glóbulos rojos, que a su vez son todos ellos portadores de oxígeno. Esto significa tener a corto plazo un veinte por ciento más de oxígeno en nuestra sangre. Pruebas en laboratorio demuestran una y otra vez que la sangre conserva una fluidez fantástica a pesar del aumento de glóbulos rojos, porque el agua GIE es mas fluida que agua normal. Los grandes atletas tienen que entrenar durante largo tiempo de forma intensiva para obtener estos valores de sangre, para que en la competición tengan las reservas deseadas para el esprint final. Este más de oxígeno en la sangre se consume por ejemplo en las vacaciones, cuando usted vuelve a beber agua normal durante tiempo prolongado. En personas que enriquecen su agua con oxígeno, este valor en la sangre se ha vuelto a consumir al cabo de dos horas y ya no es apreciable. Esto no quiere decir que el oxígeno no sea bueno.

La diferencia está en que agua activada por GIE proporciona una mayor capacidad para almacenar oxígeno. A este aumento importante en resistencia y vitalidad a menudo no se le da importancia hasta producirse una epidemia de gripe. Esta enfermedad afecta primero a los biológicamente más débiles. La tensión celular baja notablemente. Hoy en día no solo somos capaces de medir la tensión en conductos eléctricos, sino también la tensión eléctrica en cada una de las células corporales. Mientras tanto ya hemos comprendido la relación que existe entre una alta tensión eléctrica de las células corporales y una alta resistencia corporal, por ejemplo en lo relativo a infecciones. Y si uno se resfría una o dos veces a pesar de tomar agua GIE, su infección gripal no será como solía ser antes: no durará tanto tiempo, las fases sintomáticas pasarán como con cámara acelerada y en contra de anteriores experiencias tampoco volverá a producirse a continuación esa pérdida de fuerzas.

 El activador de agua GIE proporciona agua que se puede adaptar mensurablemente a cada ser vivo de forma individual. Usted obtiene un agua que sabe exactamente las frecuencias que debe traspasar a cada persona. En una piscina con agua GIE en las que se bañan cincuenta personas, por ejemplo, cada una de estas personas recibe las energías y frecuencias que necesita en ese momento, mientras que las frecuencias no necesitadas o incluso nocivas no son transmitidas a esta persona, lo cual se puede medir. Pero el mismo agua transmite justamente esas frecuencias a otras personas que sí las necesitan, y eso también se puede medir. Hasta la fecha no se ha podido observar este fenómeno en ningún otro agua.

Sobre la tecnología GIE, única en el mundo, ya se ha escrito mucho en revistas alemanas y europeas especializadas en medicina alternativa, en naturopatía, en cuestiones de vida alternativas y en esoterismo en forma de reportajes amplios.
Peter Gross, Alemania
Traducción: Isabel Bijwaard-Ruiz Ayucar 

info tomada de 
http://old.agua-viva.info/es/aufsaetze_2.htm

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